domingo, 22 de noviembre de 2015

Granada: mi niñez con mi memoria VII


( capítulo séptimo y final )

Granada: mi niñez con mi memoria (capítulo final)                                  

Al dar las once el capataz cumplió con el rito de las noches de verano pasando a la Casa Grande para dar las buenas noches. Preguntó:

-Ama ¿será inanormal el señorito?

Me gustó su diagnóstico, que por prudencia formulaba en interrogación. Prefiero ir solo como el espárrago antes que nadar en cardumen. ¡Me niego a ser más tonto que un hilo de uvas!

Mi madre contestó:

-Frasquito, ¡válgame Dios! Sus gallinas han estropeado en la siesta mi macizo de dalias en flor. ¿Quiere usted una taza de café?

Mi padre pidió la caja de tabaco de picadura y ofreció a Frasquito. Era buen tabaco, de hoja y de contrabando gibraltareño. Mientras los mayores liaban sus cigarros con parsimonia y papel Bambú, mis hermanas me comprometían con señas y dengues. Querían saber sí, y cuántas veces, había hecho aguas mayores y menores en el aljibe, durante mi encierro experimental. ¡Qué jodías las crías!

Pedí permiso para retirarme a mi habitación, que obtuve tras recibir la bendición materna junto a la señal de la cruz en la frente:


-Que la Virgen y los santos te acompañen, hijo.

Dormí hondo y de seguido. Soñé con ellos. Son buenos y se comen las larvas y los gusanos del agua. No molestan, no gritan y no abusan de los más débiles. El gitanillo se alejaba por la plaza de Bibarrambla cantando:

¡Galápagos para el aljibeeeee!

Al abrirse el día escondí en el horno del secadero de tabaco el cráneo y la tibia que, humanos fósiles, había subido del fondo del aljibe. Siempre se ha dicho que cada familia guarda un cadáver en su aljibe. Los restos de nuestra momia tribal, míos son porque están aquí, en mi escritorio. Me advierten de dónde vengo, a dónde voy y cómo se las gasta mi gente.

Mi mesa de escribir, mi cuarto-leonera, mi perra y los huesos con mi propio ADN son los únicos juguetes que tengo. Con ellos me encierro, a solas, para escribir variaciones sobre el mismo tema.

12 comentarios:

  1. Pero ¡menudas variaciones!, sabes vestir los recuerdos de palabras que transportan a lugares en los que casi sientes la humedad y la brisa de una noche de verano con sabor propio.
    Un beso

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  2. Uff...qué imágen más tremenda!

    "Me advierten de dónde vengo, a dónde voy y cómo se las gasta mi gente"

    Un gran abrazo, Manuel!!

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  3. Manuel yo digo lo mismo que tu madre te dijo en su día. Amigo que la virgen y los santos te acompañen.
    Y vuelvas a escribir otra nueva historia de mi niñez con mi memoria, pero en versión de muchacho adolescente, cuando empezó a salirte bigote y a fijarte en las chicas jeje interesante de conocer al dejar de ser niño y convertirte en muchachote...eso es otra historia.

    Abrazos fraternales de MA para ti desde tierras granadinas.

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  4. Te digo como en el otro blog, volveré y empezaré por el principio.

    Besos

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  5. Eres muy gentil, amiga María. No deseo cansarte con mis recuerdos de lo hondo...¡Gracias!

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  6. Quedo deudor, una vez más, de mis amigas lectoras 40añera, Susi y MA, a quienes abrazaré en sus propios blogs.

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  7. Yo por lo menos espero que siga habiendo variaciones si no sobre el mismo tema, sí sobre los temas varios que tienes en la recámara.
    Eres un placer para los sentidos.
    Beso con reparo por ciertos juguetes (no por tu perra)

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  8. Espero, María, que tu espera no te desespere. ¡Gracias!

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  9. Salomé Guadalupe Ingelmo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Granada: mi niñez con mi memoria VII":

    Que es lo que hacemos todos, me temo. ¿Sería prudente pedir disculpas por ello? A veces me corroe el remordimiento y otras, sencillamente, me digo que es generosidad por mi parte: una oportunidad que ofrezco a algunos de mis semejantes para ganarse el cielo. Acabo concluyendo, en ocasiones, que más bien son ellos quienes habrían de agradecérmelo…

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  10. Qué cosas nos cuentas, Señor Escritor! Tengo las neuronas boquiabertas tras leerte. Por esas cosas con que supiste construir una infancia eres ese ser humano encantador. Tal espírito aventurero sólo podría resultar en un mago de las letras.
    Abrazos y aplausos.

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  11. ¡Encanto de tu comentario! Ese juego de instantes que fue mi infancia, se me quedó para siempre...¡Gracias Tania!

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Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!